Una mujer es ingresada por tener el 'corazón roto' tras la muerte de su mascota

'Síndrome del corazón roto'. /Flickr

Joanie Simpson, una jubilada de 62 años, llegó a la sala de urgencias con los síntomas propios de un ataque al corazón. Se había despertado con un fuerte dolor en el pecho y tras ser atendida, fue transportada por el aire a un hospital en Houston (EE.UU.), donde los médicos se preparaban para una intervención que no tendría lugar. Las pruebas que le realizaron en Memorial Hermann Heart & Vascular Institute, un Centro Médico de Texas, revelaron que lo que sufría Simpson era el síndrome del corazón roto.

Y la razón no era para menos: la reciente muerte de Meha, su adorada Yorkshire terrier, la había dejado destrozada. Este síndrome, cuyo nombre oficial es miocardiopatía Takotsubo, es una afección con síntomas que imitan los ataques cardíacos que, por lo general, ocurre después de un evento emocional, como la pérdida de un familiar. Aunque no es el primer caso publicado que relaciona el síndrome del corazón roto con el estrés por la muerte de una mascota, la experiencia de Simpson, que se describe en el New England Journal of Medicine, subraya algo que muchos dueños de animales toman como un hecho: que el duelo por mascotas enfermas o fallecidas puede ser tan doloroso como el duelo por los humanos.

Meha. /Joanie Simpson

Un creciente cuerpo de investigación apoya esta idea, y un estudio recientemente publicado en Veterinary Record encontró que los dueños de mascotas con animales con enfermedades crónicas tienen niveles más altos de carga del cuidador, estrés y ansiedad. Cuando esto sucedió, Joanie Simpson estaba pasando además una época dura: su hijo estaba enfrentando una cirugía de espalda, su yerno había perdido su trabajo y ella estaba involucrada en una larga y complicada venta de propiedad. Mientras tanto, Meha, de 9 años, a quien su dueña consideraba una hija, sufría de insuficiencia cardíaca congestiva. "Los niños crecieron y de fueron de casa, así que ella era nuestra niña", contó la jubilada a The Washington Post

Esta es la cara B de la fuerte evidencia científica que vincula a las mascotas con la salud y la felicidad. Y parece que nosotros también somos especiales para ellos. Ya sabíamos, por ejemplo, que los gatos domésticos maúllan mucho más que sus contrapartes salvajes, porque han perfeccionado la vocalización como una herramienta para comunicarse con los humanos. Pero, al parecer, nuestros compañeros felinos no son los únicos que han evolucionado para entenderse más con nosotros, los perros han hecho lo mismo con las expresiones faciales. Una investigación publicada en la revista Scientific Reports afirma que los perros tienen gestos mucho más expresivos cuando están en presencia de personas que cuando están solos o con otros perros, y que usan sus rostros como una herramienta de comunicación, no para expresar emociones.

Beatriz de Vera
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