El primer objeto interestelar observado ya tiene nombre: Oumuamua

Trayectoria de Oumuamua. /IAU
Oumuamua significa, en lengua de Hawái, un mensajero lejano que llega primero. Y así es como ha bautizado la Unión Astronómica Internacional (IAU) al primer y misterioso objeto del espacio interestelar que pasó cerca de la Tierra el mes pasado. La IAU también aprobó una designación científica oficial: 1I / 2017 U1, siendo esteste es el primer nombre de su tipo. En esta nueva nomenclatura, la I significa interestelar. Anteriormente, objetos parecidos han recibido designaciones estándar de cometas o asteroides, que, en lugar de una I, tienen una C o una A, respectivamente.
El 19 de octubre es la fecha en la que los astrónomos que usaban el telescopio Pan-STARRS1 en Hawai, observaron a Oumuamua por primera vez. El objeto se clasificó primero como un cometa pero luego se pensó que era un asteroide, cuando las investigaciones concluyeron que no se acompañaba de la nube borrosa de gas y polvo que rodea el núcleo de un cometa y que se llama coma. El objeto llegó a la menor distancia con el Sol el 9 de septiembre, después se acercó a menos de 24 millones de kilómetros de la Tierra el 14 de octubre, lo que significa, para entenderlo, aproximadamente 60 veces la distancia desde nuestro planeta a la luna. Según los investigadores, el objeto ahora se precipita hacia el sistema solar exterior a una velocidad de unos 158.360 kilómetros por hora en relación con el Sol.
El análisis de la trayectoria del objeto reveló que estaba en un camino hiperbólico, es decir, que lo sacaría del Sistema Solar. Como el objeto no parece haber tenido ningún encuentro gravitacional con otros planetas culpables de haberlo empujado hacia tal camino, afirman los investigadores, su camino indica que proviene del espacio interestelar. "Se espera que el descubrimiento de 1I / 2017 U1 ('Oumuamua) se unirá pronto a los descubrimientos de más intrusos que ingresan al sistema solar interior desde el espacio interestelar", cuentan los autores del hallazgo.
Por otro lado, el mes pasado se descubrió que 2016 HO3, un pequeño objeto cercano que acompaña a la Tierra (un NEO, por sus siglas en inglés) en su órbita, que mide no más de 100 metros de diámetro y fue descubierto el año pasado, no es basura espacial, sino un asteroide. Se había especulado que este compañero de órbita fuera simplemente un cúmulo de desechos, pero en la reciente Conferencia anual de la División de Ciencias Planetarias de la Sociedad Astronómica Americana en Provo (Utah, EE.UU.), astrónomos del Laboratorio Lunar y Planetario de la también estadounidense Universidad de Arizona demostraron finalmente que es un asteroide de pleno derecho.
Beatriz de Vera
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