¿Qué diferencia nuestro cerebro del de los primates? La ciencia da con la clave

Son nuestros parientes animales más cercanos, pero un mar de características nos diferencia de ellos. La principal divergencia, en el cerebro.
Un estudio masivo del tejido cerebral humano y de chimpancé y de mono —publicado esta semana en la revista Science— demuestra que el cerebro humano no es solo una versión más grande del de los primates, sino que también está lleno de diferencias sorprendentes, pese a que todas las regiones del cerebro humano tienen firmas moleculares muy similares a las de los de primates.
Andre M.M. Sousa, investigador postdoctoral en el laboratorio del neurocientífico Nenad Sestan de la Universidad de Yale (EE.UU.) y coautor del estudio, señala que "nuestros cerebros son tres veces más grandes, tienen muchas más células y, por lo tanto, tienen más poder de procesamiento que los chimpancés o los monos". No obstante, señala, también existen pequeñas diferencias claras entre las especies en cuanto a cómo las células individuales funcionan y forman conexiones.
Los investigadores encontraron sorprendentes similitudes entre las especies de primates de la expresión génica en 16 regiones del cerebro, incluso en la corteza prefrontal, centro del aprendizaje de orden superior que más distingue a los humanos de otros simios. Sin embargo, el estudio mostró que el área del cerebro con la expresión génica más específica para el ser humano es el cuerpo estriado, una región comúnmente asociada con el movimiento.
También se encontraron diferencias en las regiones cerebrales, incluso en el cerebelo, una de las regiones evolutivamente más antiguas del cerebro, y por lo tanto más probable que compartan similitudes entre las especies. Los investigadores encontraron que un gen, ZP2, era activo solo en el cerebelo humano, una sorpresa, dijeron los investigadores, porque el mismo gen se había relacionado con la selección de espermatozoides por los óvulos humanos.
Al analizar un gen, TH, que está involucrado en la producción de dopamina, un neurotransmisor crucial para la función de orden superior y agotado en personas que viven con la enfermedad de Parkinson, encontraron que este se expresaba altamente en neocorteza y estriato humano, pero estaba ausente en la neocorteza de los chimpancés.
Los investigadores también encontraron niveles más altos de expresión del gen MET, que está relacionado con el trastorno del espectro autista, en la corteza prefrontal humana en comparación con los otros primates evaluados.
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