La zona del cerebro encargada de las emociones deja de crecer en las personas con autismo

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Desde hace un tiempo, los neurocientíficos conocen que la amígdala es la región del cerebro encargada del el comportamiento social y emocional. Sin embargo, un nuevo hallazgo realizado por investigadores del Instituto MIND de UC Davis ha encontrado que esta parte del cerebro crece a medida que los humanos se hacen adultos. Con una excepción, las personas con trastorno del espectro autista (TEA).

De acuerdo a la investigación publicada en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), los niños con TEA tienen demasiadas neuronas desde el principio y luego parecen perderlas a medida que se vuelven adultos.

La amígdala es una zona pequeña en forma de almendra que cuenta con 13 regiones (núcleos), los cuales funcionan como un detector de peligros en el cerebro, y regulan la ansiedad y las interacciones sociales. Además, la disfunción de la amígdala se ha relacionado con muchos trastornos psiquiátricos y del desarrollo neuronal, como la depresión, la esquizofrenia, el trastorno bipolar y el TEA.

Las personas con autismo tienen más neuronas desde el comienzo

"La amígdala es una estructura cerebral única, ya que crece de manera espectacular durante la adolescencia, más que otras regiones cerebrales, a medida que nos volvemos más sociales y emocionalmente maduros", dijo Cynthia Schumann, del Instituto MIND y autora principal del artículo. "Cualquier desviación de este camino normal de desarrollo puede influir profundamente en el comportamiento humano", agrega.

Para comprender qué factores celulares subyacen al desarrollo de la amígdala, el equipo estudió 52 cerebros humanos post mortem, tanto neurotípicos como con TEA, entre los de 2 a 48 años de edad. "Nos sorprendió descubrir que el número de neuronas en una de las regiones de la amígdala aumentó en más del 30% desde la niñez hasta la edad adulta en individuos en desarrollo típico", dijo Schumann.

Sin embargo la imagen fue bastante diferente en personas con TEA. Había más neuronas en niños pequeños, pero a medida que envejecían, esas las células disminuían. "No sabemos si tener demasiadas neuronas en la amígdala al principio del desarrollo en TEA esté relacionado con la pérdida aparente más adelante", explicó la neurocientífica.

"Es posible que tener demasiadas neuronas desde el principio pueda contribuir a la ansiedad y los desafíos con las interacciones sociales. Sin embargo, con el tiempo, esa actividad constante podría desgastar el sistema y conducir a la pérdida de neuronas", añadió.

Schumann y su equipo creen que si pueden explicar cómo las células están cambiando durante la adolescencia en la amígdala, podría ser posible intervenir y tratar síntomas como la ansiedad que se desarrolla en personas con autismo y otros trastornos del desarrollo neurológico y psiquiátricos.

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), 1 de cada 160 niños en todo el mundo tienen algún trastorno relacionado con el autismo, el cual afecta su capacidad para relacionarse con los demás. Por eso, cada vez más se hacen esfuerzos para entenderlo.

 

Victor Román
Esta noticia ha sido publicada originalmente en N+1, ciencia que suma

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