El ADN de descendientes de nobles incas avala las leyendas sobre el origen de su civilización

Restos arquitectónicos en el Valle Sagrado de los Incas. /Wikipedia
El imperio Inca (Tawantinsuyu), el mayor imperio precolombino de Sudamérica representa el máximo esplendor de una cultura que se remonta 6.000 años en la historia de la costa del Pacífico y los Andes centrales. Pero pese a ser una de las grandes civilizaciones del mundo, no dejaron documentos escritos, por lo que sus orígenes ancestrales continuan siendo un misterio y los hechos históricos se mezcla con mitos y leyendas. Ahora, el primer estudio genético enfocado en descedendientes contemporáneos de la familia imperial inca da pábulo a los orígenes legendarios de esta civilización.
Existen dos mitos fundacionales del imperio Incaico: o bien una pareja divina civilizadora salió del lago Titicaca (a unos 500 km al sur), o del área de Paccarictambo (localidad a 50 km al sur), llegando al valle del Cusco. El trabajo, publicado en en la revista Molecular Genetics and Genomics, avala ambos orígenes: los descendientes tienen dos linajes paternos, probablemente provenientes del lago Titicaca y el sur de Cusco.
Debido a la falta de momias o restos óseos de los gobernantes Incas, el equipo de investigadores, de Perú, Brasil y Bolivia, liderados por la Universidad San Martín de Porres (Perú), rastreó las marcas genéticas de sus descendientes, cuyos linajes paternos están documentados en los archivos coloniales. Participaron en la muestra 18 individuos varones, representando a 12 familias en su mayoría de los distritos de San Sebastián y San Jerónimo en el Cusco.
Los resultados de la investigación revelan linajes distintivos que descienden de dos diferentes fundadores, quienes podrían estar vinculados a los emperadores incas y a una expansión, sucedida en los Andes durante el Período Intermedio Tardío (entre 900-1476 D.C.). Ambos grupos están estrechamente relacionados a las poblaciones de habla quechua y aymara, incluyendo localidades al sur de Cusco (Paccarictambo) y poblaciones del lago Titicaca y el norte de Bolivia, áreas que abarcó el antiguo Imperio Tiwanaku. "Ello sugiere que hubo una migración ancestral del área del Titicaca hacia el norte y probablemente haciendo escala en Pacarictampu unas generaciones antes de proseguir al Cusco", cuenta a N+1 Ricardo Fujita, coautor del estudio.
Cuzco fue la capital imperial de los incas. /Wikipedia
Por otra parte, se identificaron linajes de ADN mitocondrial (línea materna) muy variados, lo que sugiere un elevado flujo génico entre las poblaciones andinas incluyendo Cusco, en los últimos 1.000 años. Los restos de los emperadores Incas o de sus familiares directos, de encontrarse, ofrecerían más datos. "El cromosoma Y nos permite seguir la línea paterna, mientras que el ADN mitocondrial, la línea materna. Ello nos permite ver de dónde venían las mujeres ancestrales de esas familias Incas. El resultado del estudio muestra que entre las familias estudiadas hay diferentes linajes mitocondriales. Esto está en concordancia con los registros históricos, indicando migración a Cusco de mujeres de todo del imperio, sea por alianzas políticas o por sometimiento (tal como indican las crónicas coloniales). Aunque siempre hay un sesgo de mayor afinidad de los descendientes con las poblaciones al sur de Cusco incluyendo el lago Titicaca ", explica Fujita.
A principios de año, un grupo de arqueoastrónomos argentinos halló el posible significado de una misteriosa construcción inca llamada El Shincal de Quimvil ubicada en la provincia de Catamarca. Se trata de una ciudad construida y habitada por los incas entre los años 1450 y 1536, período en que el noroeste argentino formó parte del imperio. El sitio, descubierto en 1901, conserva unos 110 edificios de piedra diseminados en una superficie de 21 hectáreas. Tiene una gran plaza central cuadrada de 175 metros de lado en cuyo centro hay una plataforma ceremonial llamada ushnu, construcción de piedra que usaban gobernantes y sacerdotes para presidir ceremonias.
Beatriz de Vera
Esta noticia ha sido publicada originalmente en N+1, ciencia que suma.
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