Contrario a lo que se creía, nuestro Sol se convertirá en una nebulosa planetaria luego de “morir”

PuWe 1, una nebulosa planetaria que se creó cuando una estrella gigante roja explotó cerca del final de su vida.
H. Schweiker (WIYN y NOAO / AURA / NSF)
Parece imposible, pero algún día la estrella que nos brinda la energía necesaria para vivir, se extinguirá. Y no lo hará pacíficamente. De acuerdo a una investigación publicada en Nature Astronomy, al final de su vida, el Sol producirá una ráfaga de luz masiva y expansiva llamada nebulosa planetaria.
Hasta hace poco, esto se creía poco probable debido a que nuestra estrella está considerada como demasiado pequeña. Pero el nuevo modelo propuesto por un equipo internacional de investigadores, desafía esta noción demostrando que el Sol probablemente sea lo suficientemente grande como para generar una nebulosa planetaria que durará 10 mil años.
Cuando una estrella muere
Cuando las estrellas mueren, primero se inflaman convirtiéndose en un objeto estelar llamado enana roja. Nuestro Sol sufrirá el mismo destino en unos 5 mil millones de años expandiéndose hasta la órbita de Venus. "Se cerrará el telón para la Tierra en ese momento", dice a The Guardian, Albert Zijlstra de la Universidad de Manchester en el Reino Unido, y un miembro del equipo que vuelve a analizar el curso evolutivo del Sol.
Luego de inflamarse, si el núcleo de la estrella se calienta lo suficientemente rápido, (usualmente en de unos 10 mil años), puede proporcionar suficiente calor para comenzar a ionizar el gas en la nube dispersa de escombros que se desprende del núcleo antes de que todo el material se pierda en el espacio exterior. Esto es lo que produce la luz en una nebulosa planetaria.
El sol podría convertirse en una nebulosa planetaria
George Jacoby (WIYN Obs.) Y otros, WIYN, AURA, NOAO, NSF
Pero hasta ahora, se había supuesto que los núcleos de estrellas moribundas solo producían suficiente calor para hacer esto si eran grandes, por lo que nuestro Sol no se calentaría lo suficientemente rápido para producir una nebulosa. "La suposición es que todo el polvo y el gas interestelar desaparecerían cuando se caliente lo suficiente como para ionizarlo", dice Zijlstra.
El nuevo modelo
Sin embargo, un nuevo estudio sobre el destino de núcleos en estrellas moribundas sugiere que se calientan tres veces más rápido de lo que se pensaba. Zijlstra y sus colegas incluyeron estas trayectorias revisadas en su modelo. Y predijeron que, después de todo, nuestro sol se calentaría lo suficientemente rápido como para producir una nebulosa planetaria. "Estamos justo en el límite, y si nuestro sol fuera una fracción menos grande, no sucedería", dice.
Además de revelar el resplandeciente final de nuestro propio sol, el modelo aplicado por los investigadores ayuda a resolver una antigua contradicción entre la teoría y la observación de las nebulosas planetarias en galaxias distantes.
Las galaxias elípticas se encuentran entre las más antiguas del universo, con todas sus estrellas más grandes ya quemadas y solo quedan estrellas pequeñas y viejas. Según la teoría existente, estas deberían ser demasiado pequeñas para generar nebulosas planetarias, pero están ahí, desafiando a los astrónomos.
Por eso, el nuevo modelo resuelve esta incongruencia al mostrar que, al igual que nuestro Sol, estas estrellas más viejas y más pequeñas producen calor lo suficientemente rápido como para generar nebulosas planetarias. "Nuestros hallazgos coinciden con que los ves en las galaxias antiguas, y explicamos el brillo muy bien", finaliza Zijlstra.
El sol es mucho más extraño de lo que pensábamos. Un reciente estudio de 9 años ha encontrado una caída inesperada en los rayos gamma de baja energía de nuestra estrella y muchos más rayos gamma de alta energía de los que predice la teoría. Los astrónomos no están seguros de lo que está pasando.
Victor Román
Esta noticia ha sido publicada originalmente en N+1, ciencia que suma.
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