Este sapo asiático invasor amenaza de muerte a los predadores de Madagascar

Duttaphrynus melanostictus. /Franco Andreone /Eurekalert
La reciente introducción del sapo asiático común (Duttaphrynus melanostictus) en Madagascar ha generado temores de que este anfibio podría causar estragos en la fauna y varias especies de la isla. Ahora, un artículo publicado en Current Biology afirma que todos los depredadores nativos de este país africano son tan sensibles a las toxinas del sapo que comerlos podría significar la muerte segura.
Estos anfibios secretan bufadienolidas, causantes de la muerte de muchas especies de depredadores mediante la inhibición de la bomba de sodio y potasio, un componente esencial de las membranas de las células animales. Sin embargo, algunas de las mutaciones puntuales han sido repetidas, predecibles y específicas en el gen que codifica esa enzima esencial. Como tal, la llegada de los tóxicos e invasores sapos asiáticos a Madagascar provocó un debate inorgánico sobre su posible impacto y las medidas que tomaron para controlar o erradicarlos.
Los resultados sugieren que los sapos invasores son susceptibles de tener un impacto significativo en la fauna malgache nativa, y la importancia de controlar la propagación de esta especie exótica para evitar el empeoramiento de la crisis de biodiversidad: de las 77 especies malgaches analizadas, que se alimentan potencialmente de sapos, incluidas 27 serpientes, dos lagartos, 12 ranas, ocho mamíferos y 28 aves. Sus estudios demostraron que solo una especie nativa, un roedor conocido como antsangy de cola blanca, mostró resistencia a la nueva toxina.
Duttaphrynus melanostictus. /Franco Andreone /Eurekalert
Frank Glaw, coautor y especialista en anfibios malgaches de la Colección de Zoología del Estado de Baviera (Alemania), señaló que los renacuajos del sapo también podrían amenazar a los peces endémicos, así como a los depredadores de invertebrados, como los escarabajos de agua, las larvas de libélulas y los crustáceos. Por lo tanto, se necesita un estudio similar para evaluar la vulnerabilidad de los depredadores acuáticos de Madagascar. Para Ben Marshall, primer autor del trabajo, "prevenir la introducción de especies exóticas invasoras debe ser una prioridad para la conservación de la biodiversidad".
Cuando se ven amenazados, los sapos de caña secretan un veneno blanco desde las glándulas parótidas en sus espaldas. Según la Base de Datos Global de Especies Invasoras, se sabe que estos anfibios matan gatos, perros, serpientes, lagartos y hasta humanos. Existen programas para tratar de entrenar a los animales y evitar que coman sapos de caña, pero los cuervos australianos (Corvus orru) no necesitaron nada de eso. Estas aves han descubierto cómo comérselos y no envenenarse: "Evitan el contacto con la sustancia al agarrarlos por las extremidades o incluso por la ceja huesuda sobre el ojo, evitando el cuerpo en sí", escribe el fotógrafo de naturaleza Steve Wilson para Australian Geographic, quién logró captar una de estas proezas con su cámara.
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