Expertos en cirugía plástica explican las operaciones estéticas de Héctor Herrera

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El jugador mexicano de fútbol Héctor Herrera, miembro de la selección de México en Rusia 2018, se ha incorporado a la pretemporada con su equipo luciendo una nueva imagen, según El Universal. El futbolista se ha sometido a dos intervenciones quirúrgicas, una rinoplastia funcional (nariz) y una otoplastia (orejas), con el fin, ha declarado en un comunicado, “de mejorar su rendimiento deportivo”.

En N+1, hemos consultado a expertos en cirugía plástica para que nos expliquen en qué consisten las dos cirugías de Herrera, y como afectan a su desempeño en la cancha. 

La rinoplastia funcional, combina la rinoplastia, que es una intervención estética, con la “septoplastia, uno de los pasos a realizar durante una cirugía funcional de nariz que sí influye de forma importante en la función respiratoria y rendimiento de un futbolista profesional”, afirma a este medio José Luis Daza Flores, cirujano plástico en la clínica Boston Medical & Aesthetics, en Ciudad de México.

La septoplastia es un procedimiento que busca “alinear un septum que esta desviado y que provoca dificultad respiratoria, es común también que junto con la septumplastia se realice una turbinoplastia, que tiene la finalidad de mejorar la función de los cornetes. La rinoplastia funcional puede ser realizada por cirujanos plásticos y también por otorrinolaringólogo, también es conocida como cirugía nasal funcional y mejora el rendimiento de las personas para todas sus actividades”, añade Raúl Pérez Cerezo, también especialista en cirugía plástica estética y reconstructiva.

En cuanto al retoque de las orejas, “la otoplastia está dirigida a cambiar la forma y apariencia de la concha auricular”, según Daza, y los expertos afirman que se trata de una intervención puramente estética.

Ambos coinciden en que ninguna de las intervenciones han supuesto un riesgo para el futbolista: “Las complicaciones en este tipo de cirugías son poco comunes ya que son cirugías electivas, que se realizan en general en pacientes sanos, y cuya hospitalización dura menos de 24 horas. El tiempo promedio de recuperación en la mayoría de los pacientes, para reincorporarse a sus actividades normales después de este tipo de procedimientos va de las 2 a las 4 semanas”, concluye Pérez.

Beatriz de Vera

Esta noticia ha sido publicada originalmente en N+1, ciencia que suma

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