El hongo que devora y droga a las cigarras para que tengan sexo frenéticamente y diseminen sus esporas

Scientific Reports

Las cigarras de América pasan la primera parte de su vida bajo tierra, alimentándose de raíces. Cuando tienen entre 13 y 17 años, emergen del suelo en plagas de proporciones bíblicas, para vivir en la superficie un breve tiempo en el que copular y cantar. Pero un nuevo trabajo publicado en bioRxiv describe la mala suerte de algunos de estos insectos adolescentes, los que al salir se encuentran con las esporas de un hongo llamado Massospora.

El hongo crece dentro del insecto, consumiendo sus órganos y convirtiendo el tercio posterior de su cuerpo en un masa de esporas, que una semana después se desploma. Lo curioso es que los insectos que acaban de perder su parte posterior siguen comportándose como si nada. Los investigadores creen que el hongo droga a sus víctimas, de tal modo que estas no se enteran de lo que sucede.

En mayo de 2016, miles de millones de cigarras surgieron en el noreste de los Estados Unidos. Matt Kasson, de la Universidad de West Virginia (EE.UU.) y sus colegas recolectaron alrededor de 150 de estas desafortunadas cigarras a las que los investigadores han llamado “saleros de la muerte”, por las esporas blancas que se esparcen al desplomarse parte del insecto. Un año después, un colega complementó esta colección con cigarras infectadas, una especie diferente que emerge anualmente.

Las cigarras infectadas se comportan de manera extraña. A pesar de sus horribles heridas, los machos se vuelven hiperactivos e hipersexuales, intentando aparearse freneticamente con cualquier cosa que puedan encontrar, incluso con otros machos, pero lo cierto es que sus genitales han sido devorados por el hongo. Este comportamiento solo beneficia al hongo, lo que permite que sus esporas encuentren nuevos hospedadores.

Scientific Reports

Greg Boyce, un miembro del equipo de Kasson, analizó todos los productos químicos que se encuentran en los tapones de hongos blancos de las diversas cigarras y descubrió que las alas de los explosivos estaban cargadas de psilocibina, el potente alucinógeno que se encuentra en los hongos mágicos. Además, también halló catinona, un tipo de anfetamina que se origina en la planta de khat, usada en Medio Oriente y el Cuerno de África. Nadie había detectado psilocibina ni catinona en algo que no fueran hongos, y Massospora tiene los genes correctos para fabricar estos productos químicos.

Según el nuevo estudio, estos compuestos podrían aumentar la resistencia de las cigarras y suprimir su alimentación, lo que les permite continuar esparciendo las esporas incluso cuando su cuerpo se deteriora. Como señalan los investigadores, las cigarras infectadas parecen continuar apareándose y volando como lo harían normalmente, a pesar de su condición. Pero, en última instancia, los insectos mueren después de ser secuestrados por el hongo.

Beatriz de Vera

Esta noticia ha sido publicada originalmente en N+1, ciencia que suma

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