Una noche sin dormir origina una sensación de soledad que se contagia a los demás

Max Pixel
La falta de sueño causa que una persona se siente más sola y socialmente aislada. Además, este sentimiento se transmite a otras personas, dice Nature Communications.
El aislamiento social y la soledad son factores que aumentan el riesgo de muerte prematura. Las personas solitarias tienen más probabilidades de desarrollar enfermedades cardiovasculares, alcoholismo y en la tercera edad tienen mayor riesgo de sufrir demencia. También se sabe que la soledad aumenta el aislamiento social. Es más, las personas que se consideran solitarias, en comparación con las que se comunican activamente, disminuyen su calidad y duración del sueño.
Aunque el aislamiento social conduce a trastornos del sueño, aún se desconoce si el mal sueño afecta la sensación de soledad y si aumenta el aislamiento social de la persona. Para averiguarlo, los psicólogos Eti Ben Simon yMatthew Walker, de la Universidad de California en Berkeley, EEUU, realizaron una serie de experimentos.
Primero, llevaron a cabo un estudio de laboratorio en el que participaron 18 voluntarios saludables, de entre 18 y 24 años, a los que midieron la actividad cerebral durante el sueño durante tres noches. Luego comenzó el experimento: los participantes durmieron una noche como de costumbre, y en la segunda lo hiceron en el laboratorio, donde eran monitoreados por asistentes de investigación que no les dejaban dormir. A la mañana siguiente, los participantes completaron cuestionarios en los que les preguntaban sobre su estado de ánimo y ansiedad. Luego, se solicitó a los voluntarios que participaran en dos pruebas, que determinaron el nivel de interacción social que preferían. Además, se les pidió a los sujetos que filmaran un video de unos 20 minutos de duración, en el que expresaran su opinión sobre cuestiones no relacionadas con el experimento.
Las pruebas de interacción social fueron las siguientes. En la primera, el participante y el experimentador se encontraron a una distancia de un metro frente a frente. Luego el experimentador se acercó al sujeto a una distancia en la que este comenzó a sentir incomodidad. Luego cambiaron los roles. La prueba se repitió dos veces, en una de ellas el experimentador era del mismo sexo que el voluntario, en otra, del sexo contrario.
La segunda prueba fue virtual. El participante fue colocado en un dispositivo para la resonancia magnética funcional y durante el examen cerebral el examinado miraba un video en el que una persona caminaba hacia él. Al voluntario se le pidió que diera una señal en el momento en que comenzara a sentir incomodidad. En otro video, en lugar de una persona, se acercaba un objeto inanimado: una lámpara, una canasta o una bandeja.
Resultó que los participantes que habían dormido bien permitieron que la gente se les acerque en la vida real y en video a una distancia de 35-38 centímetros. Mientras que las personas a las que no se les permitió dormir la noche anterior, no dejaron que se les acercaran a más de 40-45 centímetros. Según las encuestas, la sensación de soledad se intensificó después de una noche de insomnio.
La distancia social entre personas que durmieron (barras azules) y soñolientas (barras beige).
Eti Ben Simon y Matthew Walker / Nature Communications, 2018
Los autores luego realizaron dos experimentos en línea. Reclutaron a 1.033 personas de Amazon Mechanical Turk, una plataforma con la que puedes encontrar voluntarios para tareas simples, y les pidieron que vean videos grabados por los participantes en las pruebas de laboratorio. Los voluntarios no conocían los antecedentes, solo veían extraños hablando sobre temas abstractos.
Los resultados mostraron que la sensación de soledad experimentada por los voluntarios somnolientos se transmitió a los demás. Los voluntarios de prueba de Amazon Mechanical Turk confesaron que después de ver el video con las personas que se sentían solas, también, se sintieron peor.
"Cuanto menos duermas, menos te quieres comunicar. A su vez, las personas te perciben como una persona repulsiva, y esto aumenta aún más el efecto social del mal sueño", dice Matthew Walker.
María Cervantes
Esta noticia ha sido publicada originalmente en N+1, ciencia que suma.
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