Todo lo que debes saber sobre los huracanes, tifones y ciclones

Huracán Isabel
NASA
En este preciso momento dos tormentas tropicales están golpeando dos partes distintas del planeta: el huracán Florence, la costa este de los Estados Unidos; y el supertifón Mangkhut, Filipinas y el sur de China. Sin embargo, a pesar de tratarse de básicamente el mismo fenómeno ¿por qué uno se llama huracán y el otro tifón?
La respuesta está en su ubicación geográfica: las tormentas tropicales que se forman en el Atlántico Norte y el Pacífico Norte se llaman huracanes, mientras que las que se forman en el Océano Pacífico Noroeste, se les conocen como tifones. Así mismo, existe un nombre más: ciclones, y son las tormentas que se forman en el Océano Índico y el Pacífico Sur (aunque esta zona es altamente inusual).
Mapa mundial de los huracanes, tifones y ciclones entre los años 1985 – 2005
Wikimedia Commons
Cómo y cuándo
Estos fenómenos atmosféricos se presentan cuando el agua tibia calienta el aire y hace que este se eleve rápidamente. Conforme el aire se enfría de nuevo, es empujado a un lado por más aire caliente que sube por debajo de él. Este ciclo causa fuertes vientos que en el mar se convierten en oleajes.
Estos cambios ocurren en épocas distintas en las distintas partes del mundo. Por ejemplo, más del 95% de los huracanes ocurren entre el 1 de junio y el 30 de noviembre (durante la llamada temporada de huracanes). Por su parte, los tifones son más habituales entre mayo y octubre, aunque pueden aparecer en cualquier momento del año; y finalmente los ciclones tienen lugar entre noviembre a abril.
Anatomía de un huracán
Wikimedia Commons
Cuando estas tormentas se acercan a tierra pueden generar gigantescas olas que causan inundaciones y que impiden que las poblaciones costeras puedan ser evacuadas. De hecho, la inmensa cantidad de víctimas mortales del huracán Katrina en 2005 se debió a que la gente quedó atrapada cuando llegaron los vientos más fuertes.
A su vez, los fuertes vientos pueden destruir infraestructura como casas o edificios, al mismo tiempo que derriban árboles o vuelcan automóviles. Aunque el poder destructivo de las tormentas tropicales depende en realidad de su clasificación.
La clasificación
La escala que se utiliza para medir los huracanes se llama Saffir-Simpson, aunque se está utilizando cada vez más para categorizar ciclones y tifones. Esta escala, que mide el viento, nos da una indicación de los daños que puede causar. Aunque algunas regiones utilizan otras escalas.
Categoría 1: Vientos de 119 km/h a 153 km/h. Inundaciones menores, daños estructurales leves con crecida de entre 1,2 metros y 1,5 metros más de lo normal
Categoría 2: Vientos de 154 km/h a 177 km/h. Daños en los techos, daños en algunos árboles con crecida de entre 1,8 metros y 2,4 metros más de lo normal
Categoría 3: Vientos de 178 km/h a 209 km/h. Casas dañadas, inundaciones severas, y crecida de entre 2,5 metros y 3,7 más de lo normal
Categoría 4: Vientos de entre 210 km/h a 249 km/h. Algunos tejados completamente destruidos, daños estructurales importantes en las casas y crecida de entre 4 metros y 5,5 más delo normal
Categoría 5: La última categoría. Catastrófico, con vientos de 250 km/h a más. Edificios seriamente dañados, inundaciones importantes ya lejos de la costa, y una crecida: superior a 5,5 metros más de lo normal.
El calentamiento global
Debido a que los ciclones tropicales ocurren cuando el agua se calienta, algunos científicos aseguran que el calentamiento de los océanos podría estar provocando huracanes cada vez más intensos. Además, prevén que el futuro sean más fuertes aun, consideran que una atmósfera más caliente también puede contener más agua, por lo que esto haría que los huracanes arrojaran más agua sobre las áreas afectadas.
Sin embargo, se debe aclarar que existen muchos factores que hacen que la relación entre el cambio climático y los huracanes sea tremendamente compleja.
Victor Román
Esta noticia ha sido publicada originalmente en N+1, ciencia que suma.
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