Tsunami: el asesino a sueldo del cambio climático que amenaza a los caribeños

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Hace 6.000 años, en un manglar de lo que es ahora Papúa Nueva Guinea, un tsunami se llevó por delante la vida de la primera víctima documentada de este violento fenómeno relacionado con el climático. Milenios más tarde, esta fuerza de la naturaleza sigue acabando con la vida de miles de personas, y las previsiones no son halagüeñas: durante los últimos 20 años se ha producido un drástico aumento de los daños, con más de 250.000 personas fallecidas y pérdidas valoradas por la Oficina de la ONU para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNISDR) en 280.000 millones de dólares
Los datos se han dado a conocer en el marco del Día Mundial de Concientización sobre los Tsunamis de la ONU, que se celebrará cada 5 de noviembre por la anécdota japonesa de “Inamura no hi”, es decir, la “quema de las gavillas de arroz", dice la organización. Durante un terremoto en 1854, un aldeano vio que la marea bajaba, una señal de que se avecina un sunami. Para advertir al resto de habitantes de que huyeran a tierras altas, decidió quemar su propia cosecha. Después, construyó un terraplén y plantó árboles para que actuaran como sistemas naturales de amortiguación frente a futuras olas.
Miles de víctimas y millones de dólares
Concretamente, las cifras obtenidas en el periodo 1998-2017 elevan a 251.770 el número aproximado de víctimas mortales. Mientras que en las dos décadas anteriores sese registraron 998 fallecidos y pérdidas por valor de 2.700 millones de dólares, según el estudio, elaborado a partir de los datos recabados por la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica).
Semejante cifra de pérdidas humanas suponen que, cada tsunami, se ha llevado alrededor de 4.500 vidas, más que ningún otro desastre natural. El mayor número de muertes se concentró en el tsunami del océano Índico en diciembre de 2004, que causó cerca de unos 227.000 fallecidos en 14 países del sudeste asiático, sobre todo Indonesia, Sri Lanka, India y Tailandia. Por su parte, la tragedia que provocó mayores daños económicos ocurrió en Japón en el 2011. Las pérdidas rondaron los 228.000 millones de dólares, mientras que más de 19.000 personas perdieron la vida.
El último gran tsunami registrado en el mundo lo vivió a finales de septiembre la isla de Célebes, en Indonesia, donde unas 2.000 personas perdieron la vida por un seísmo y el posterior maremoto que se cebó especialmente con la localidad de Palu y sus alrededores.
Indonesia geophysics agency says Sulawesi quake caused a tsunami. This video is doing the rounds. We believe it is real. pic.twitter.com/7xDzzRuj5v
— David Lipson (@davidlipson) 28 de septiembre de 2018
La economía caribeña en el punto de mira
El aumento del nivel del mar consecuencia del cambio climático podría traer más tsunamis y más intensos, según una investigación publicada en Science Advances que afirma que el calentamiento global aumentará los riesgos por los maremotos y sus posteriores inundaciones en todo el planeta. Una de las zonas que más sufrirá as consecuencias de esta elevación de las aguas es el Caribe. Esta región ha sufrido ya 11 tsunamis, el más reciente en 2010 y seis entre 1902 y 1997. Esta zona se compone principalmente de estados de baja altitud y una fuerza maritima de este calibre podría arrasar con viviendas y negocios, de una región del mundo cuyo principal activo económico es el turismo.
Como parte de las actividades del día internacional, la Organización de Turismo del Caribe (CTO, en inglés) instaba hace unos días, según informa la prensa de la región, a tomar en serio la preparación para el impacto de tsunamis, debido al risgo que impone el cambio climático. Según el secretario general de la entidad, Hugh Riley “ser negligentes en este sentido pondría a la gente y las economías de la zona en riesgo”.
Una app para evitar desastres
Hace unas semanas, durante otra efeméride relacionada, el Día Internacional para la Reducción de Desastres, se lanzó la aplicación I-REACT, que permite a los ciudadanos estar alerta ante desastres naturales y eventos climáticos extremos.
La app funciona como una red social: los usuarios tienen acceso a información sobre distintos tipos de desastres naturales y así evitan que las noticias falsas se propaguen, además de que es capaz de recopilar tuits en tiempo real para informar a los usuarios sobre situaciones peligrosas que suceden en su entorno. Esta aplicación es totalmente gratuita y ya se encuentra disponible en Google Play.
Esta noticia ha sido publicada originalmente en N+1, ciencia que suma.
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