Un extraño dinosaurio con espinas gigantes en el cuello fue descubierto en Argentina

Un grupo de Bajadasaurus cerca de un río. Ilustrados por Jorge A. González / CONICET

La provincia de Neuquén en la Patagonia argentina puede ser considerada como un verdadero paraíso de fósiles. Se cree que allí hay más de 35 especies de dinosaurios, de los cuales habrían encontrado el caso más curioso: los restos de un saurópodo de más de 140 millones de años que poseía largas y finas espinas en su lomo y cuello. El hallazgo fue publicado en Scientific Reports.

Investigaciones

Desde hace nueve años, los paleontólogos trabajan en la zona de Bajada Colorada (Argentina) debido a que algunos investigadores habían encontrado restos de huesos vertebrados. De esta manera, iniciaron su primera campaña para explorar el lugar. Lo poco que encontraron en ese momento se envió al Museo Municipal Ernesto Bachmann, de Villa El Chocón.


Elementos fósiles del Bajadasaurus pronuspinax / Pablo Gallina de CONICET

Tres años después, Pablo Gallina volvió para estudiar los restos enviados al museo. Luego de limpiarlos, pudo notar que esta especie era desconocida en Argentina. Por ese motivo, decidieron seguir con sus investigaciones y descubrieron fósiles de dinosaurios carnívoros y de un saurópodo.

Ese último era una especie ignorada hasta el momento por los paleontólogos. Había recuperado gran parte del cráneo y las vértebras del cuello, de las cuales sobresalían unas espinas de 60 centímetros de largo. Luego de limpiar los restos, se percataron que tenían ante sus ojos una nueva especie que denominaron Bajadasaurus pronuspinax.


Pablo Gallina junto a dos reconstrucciones del Bajadasaurus pronuspinax - Secretaría de Ciencia / CONICET

Como los restos fueron encontrados en la localidad de Bajada Colorada y por ser este algún tipo de “lagarto” (saurus) con “espinas” (spinax) “inclinadas hacia adelante” (pronus), se le llamó Bajadasaurus pronuspinax. Aunque los saurópodos son de gran tamaño, este se encontraría dentro de una familia denominada Dicraeosauridae. “Esta es una pequeña familia dentro de los saurópodos que tenían aproximadamente 9 o 10 metros de longitud", afirmó el paleontólogo Pablo Gallina, del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina.

Características

El cráneo está preservado en un 80%, siendo el mejor conservado en todo el mundo. Por tal razón, se ha podido analizar sus dientes y mandíbula, la cual medía unos 30 centímetros de largo. “Gracias a la forma de las cuencas de sus ojos, cercanas al techo del cráneo, estos animales tenían la capacidad de observar su entorno mientras se alimentaban a ras del suelo”, afirma Gallina.


Restos de la mandíbula y los dientes / CONICET

Además, los paleontólogos creen que el Bajadasaurus pronuspinax dedicaba su día a arrancar pequeñas plantas como helechos, equisetos o coníferas como parte de su dieta. Esta idea se apoya en las características de la Patagonia en esa época; es decir, un lugar fluvial con abundante vegetación. Para Juan Ignacio Canale, paleontólogo del Museo Municipal ‘Ernesto Bachmann’, en la zona habría existido el recodo de un río en el que se asentaron los esqueletos de animales muertos.

No se puede estimar el peso de este dicreosáurido, debido a que no se han encontrado los restos fósiles de las extremidades inferiores, pero se estima que el cuello pudo haber medido 2,5 metros. Como particularidad anatómica, se encuentran unas “espinas inclinadas hacia adelante que recorrían cuello y espalda como continuación de sus vértebras”, afirma Gallina. Estas medían 60cm de largo aproximadamente.


Informes científicos 2019 / Pablo Gallina,

En defensa propia

Existen diversas hipótesis alrededor de la razón por la cual el Bajadasaurus pronuspinax poseía esas espinas. Por un lado, algunos paleontólogos han considerado que las espinas regulaban la temperatura corporal; otros creen que formaban una cresta que era de atractivo sexual y permitía el apareamiento; hay quienes aseguran que podrían ser parte de una joroba carnosa que les servía como almacén de energía.

Sin embargo, los paleontólogos de CONICET creen que eran utilizadas como un mecanismo de defensa recubierto de queratina. Ellos manifiestan que si las espinas hubieran estado desnudas o envueltas de piel, habrían sido fáciles de romper al enfrentarse con algún depredador. Por lo tanto, "habrían necesitado la protección de una funda córnea de queratina como sucede en los cuernos de mucho mamíferos, que le otorgaría resistencia y fuerza a estas delicadas espinas ante cualquier imprevisto", afirman los autores del informe.

Este revestimiento de queratina es similar a los cuernos de antílopes y cabras. No sería descabellada la hipótesis de los paleontólogos argentinos, ya que los dinosaurios herbívoros usaban su tamaño y velocidad para protegerse, pero el Bajadasaurus era de una familia de pequeños saurópodos, lo que lo obligaba a desarrollar otras estrategias de defensa.

En los últimos meses el avance de la Paleontología ha sido enorme, tal es así que ya se descubrió el dinosaurio depredador más grande del Jurásico Inferior y, además en Corea del Sur se hallaron las huellas de dinosaurio más pequeñas del mundo.

 

Adrian Díaz
Esta noticia ha sido publicada originalmente en N+1, ciencia que suma

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