Extraña nieve negra sorprende a los residentes de la, típicamente, blanca Siberia

Nataseife / Typical Kemerovo

Hace unos pocos días, el norte de Rusia sorprendió al mundo con imágenes de osos polares buscando qué comer en la basura. Ahora, de acuerdo a medios rusos, ha estado cayendo “nieve negra” en Siberia, cerca de una zona industrial que utiliza el carbón como energía.

Tres ciudades separadas dentro de la región minera del carbón de Kemerovo, en el suroeste de Siberia, han sido cubiertas por una densa y negra capa de nieve tóxica, contaminada por el polvo de carbón siempre presente que impregna la atmósfera, y ahora también la superficie.

"Hay mucho polvo de carbón en el aire todo el tiempo", dijo a The Guardian, Vladimir Slivyak, copresidente del grupo de defensa ambiental ruso Ecodefense. "Cuando cae la nieve, solo se hace visible. No puedes verla el resto del año, pero sigue ahí", añadió.

Los residentes siberianos de las ciudades de Prokopyevsk, Kiselyovsk y Leninsk-Kuznetsky han compartido imágenes en redes sociales a pesar del supuesto encubrimiento que se ha podido detectar. Imágenes en YouTube revelan nieve pintada con pintura blanca en las afueras de un centro de recreación en la ciudad de Mysky, en un aparente intento de ocultar la oscura capa de nieve.

Los responsables de pintar sobre la nieve negra han sido reprendidos, y las autoridades han ordenado que la pintura fuera removida, pero eso no será suficiente para remediar el problema del polvo de carbón responsable de la nieve negra.

El carbón como oportunidad… y riesgo para la salud

La cuenca de Kuznetsk, que cubre un área de aproximadamente 70,000 kilómetros cuadrados, es una de las áreas mineras de carbón más grandes del mundo, responsable de aproximadamente el 60% de la producción total de carbón de Rusia, gran parte de la cual se exporta. Pero para las ciudades cercanas, esta actividad industrial no es tan positiva.

"Hemos heredado una situación ecológica difícil de los tiempos anteriores", dijo el gobernador de Kemerovo, Sergei Tsivilev. "Las minas de carbón a cielo abierto se han trasladado a las ciudades", agrega.

Según los activistas, los efectos en cadena en la salud son devastadores, con una expectativa de vida en la región de Kuzbass hasta cuatro años menor que el promedio nacional de Rusia, mientras que las tasas de enfermedades aumentan más que en otros lugares.

Culpas inciertas

Enterados de lo ocurrido, las autoridades rusas han comenzado con la investigación para saber si se han violado los estándares de contaminación. Como era de esperarse, los intereses económicos rápidamente salieron a defender a la industria del carbón.

El director de la planta de carbón Prokopyevskaya afirma que la nieve negra fue el resultado de un escudo roto en la instalación, el cual expuso el polvo de carbón a la atmósfera, pero también dijo que las emisiones inevitablemente se escapan y que "no podemos abordar el polvo de carbón en las calles".

Por su parte, el vicegobernador de la región de Kemerovo, Andrei Panov, también sugirió que el problema no es solo la industria del carbón, lo que indica que los escapes de automóviles también contribuyen a la contaminación.

Sin embargo, los críticos y los opositores dicen que la falta de protecciones ambientales es un problema sistémico de larga data, no algo reciente vinculado a fallas aisladas. "No hay sistemas de limpieza, todos los residuos, polvo y suciedad, carbón en el área", escribió un residente en las redes sociales. "Nuestros hijos y nosotros lo respiramos. Es una pesadilla".

Según Slivyak, en ausencia de normas ambientales sólidas que se apliquen localmente, el mejor enfoque para resolver el problema podría ser un boicot extranjero al carbón siberiano, instando a las autoridades rusas a tomar en serio la contaminación.

Pero con la enorme industria de carbón de Rusia (150,000 mineros en casi 130 depósitos de carbón de acuerdo a cifras oficiales) actualmente en medio de un auge de la minería comercial, parece poco probable que los tomadores de decisiones nacionales estén dispuestos a aplicar los frenos. Mientras tanto, la nieve negra seguirá pintando un escenario postapocaliptico en la lejana Siberia.


Victor Román
Esta noticia ha sido publicada originalmente en N+1, ciencia que suma.

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