Beber con moderación no promueve enfermedades cardiovasculares

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Un análisis genético-epidemiológico sobre más de 500.000 participantes en China, mostró que las personas moderadamente borrachas tenían menos probabilidades de desarrollar un ataque cardíaco que los no bebedores. Empero, el riesgo de un accidente cerebrovascular aumenta proporcionalmente con la ingesta de alcohol. El estudio fue publicado en la revista The Lancet.
Los efectos dañinos del alcohol sobre la salud son bien conocidos. Hasta ahora, los resultados de diversos estudios prospectivos indicaron que los bebedores con moderación desarrollan infarto de miocardio y apoplejía en menor frecuencia. Sin embargo, dicha conexión no significa que el alcohol sea la clave para una mejor salud.
Los estudios genéticos pueden ayudar a verificar si el efecto protector del alcohol es un mito o realmente existe. Algunas variantes genéticas pueden afectar el metabolismo del alcohol y sus metabolitos. El gen ALDH2 codifica la enzima homónima, que escinde acetaldehído (producto de la descomposición del alcohol). Esta sustancia es en gran parte responsable de la mala salud luego de la ingesta abusiva (resaca alcohólica y rubor facial).
Por su parte, la variante ALDH2-rs671 suprime significativamente la descomposición del acetaldehído, lo que nos permite comparar el nivel insignificante del mismo con el moderado. Menos importante es la variante ADH1B-rs1229984 que, por el contrario, acelera la purificación del cuerpo del alcohol, reduciendo también el alcoholismo.
Los estudios genéticos con participantes de ascendencia europea imposibilitan la comparación de los niveles de efectos del consumo bajo y moderado, ya que entre los europeos estas opciones no juegan un papel tan limitante. Sin embargo, ambos genotipos son comunes en el sudeste asiático, y sí son responsables de la enorme diferencia en la intensidad del consumo poblacional. Por dicho motivo, un estudio genético-epidemiológico con personas de ésta región sí puede mostrar más claramente la conexión entre el consumo de diferentes volúmenes de alcohol y el riesgo de accidente cerebrovascular y ataque cardíaco.
El equipo dirigido por Iona Y Millwood y Robin G Walters de la Universidad de Oxford, estudió una relación causal entre el alcohol y las enfermedades cardiovasculares. Para ello, compararon los resultados de los estudios epidemiológicos de rutina y genéticos. La muestra de investigación incluyó a 512.715 personas de 10 regiones de China, que ya habían participado en el estudio prospectivo de China Kadoorie Biobank, con lo cual pudieron servirse de los datos previamente recopilados, como la información sobre las enfermedades cardiovasculares. La información sobre el consumo de alcohol se obtuvo de las propias declaraciones de los individuos, lo cual es una importante limitación metodológica para los autores.
Copa llena, corazón contento
Los resultados fueron consistentes con los datos obtenidos anteriormente en el metanálisis de 83 estudios prospectivos realizados con participantes europeos. Se los representó gráficamente mediante gráficos en forma de U: la ingesta moderada de alcohol (alrededor de 100 gramos/semana) se asoció en mayor o menor medida con una disminución en el riesgo de desarrollar enfermedad coronaria (cardiopatía coronaria), ataque cardíaco y accidente cerebrovascular, en comparación con los no bebedores, incluidos los que bebían en el pasado, así como los bebedores de más de 280 gramos semanales.
Relación de la cantidad de alcohol consumido con probabilidad A) Accidente Cerebrovascular Isquémico, B) Accidente Cerebrovascular Hemorrágico, C) Accidente Cerebrovascular en su conjunto. Datos del análisis epidemiológico habitual, gráfico en forma de "U".
Millwood et al. / The Lancet, 2019
Para evaluar la posibilidad de una relación causal entre el consumo moderado de alcohol y las enfermedades cardiovasculares, los autores realizaron un análisis genético-epidémico. Primero, genotiparon a 161.498 participantes del estudio para identificar las variantes genéticas rs671 y rs1229984. Sobre la base de las combinaciones de variantes de estos genotipos, formaron 9 grupos, para cada uno de los cuales se determinó el perfil de consumo de alcohol. Tales perfiles fueron bastante reveladores. Por ejemplo, entre los portadores de rs671 se identificó que solo el 1% bebían, con un promedio de 3 gramos/semana.
Por su parte, los análisis estándar, genéticos y epidemiológicos mostraron un vínculo entre el consumo de alcohol y la presión arterial sistólica: ésta aumentó en 4.5 a 5 milímetros de mercurio por cada 280 gramos/semana. Los resultados del análisis genético y epidémico difirieron de los datos de la epidemiología convencional al evaluar la relación entre el número de borrachos y el riesgo de accidente cerebrovascular, enfermedad coronaria e infarto de miocardio: tras un estudio genético, no se obtuvo una gráfica U estándar para cualquiera de las patologías.
El cerebro no opina lo mismo...
El riesgo de accidente cerebrovascular aumentó constantemente con un aumento en la cantidad de alcohol bebido. La probabilidad de accidente cerebrovascular isquémico (HCI) y hemorrágico (hemorragia cerebral) aumentó en un 27% y 58% respectivamente, por cada 280 gramos de alcohol/semana. Los científicos estiman que el alcohol fue el responsable de aproximadamente el 8% de los accidentes cerebrovasculares isquémicos y el 16% hemorrágico en los participantes. Señalan que dicho efecto casi duplicó los resultados que esperaban obtener en función del efecto del alcohol sobre la presión.
Relación de la cantidad de alcohol consumida con la probabilidad D) Ictus Isquémico, E) Ictus Hemorrágico, F) Ictus en general. Datos de análisis epidemiológico genético.
Millwood et al. / The Lancet, 2019
"El uso moderado de alcohol no proporciona protección contra los accidentes cerebrovasculares. Incluso el consumo moderado de alcohol aumenta las posibilidades de su aparición. Nuestros hallazgos sobre el infarto son menos expresivos, por lo que planeamos recopilar más datos", anunció el coautor del estudio, el profesor Zhengming Chen, del Departamento de Salud de la Población de Nuffield.
"Los datos genéticos muestran que los efectos protectores aparentes del consumo moderado de alcohol no son principalmente el resultado de la acción del alcohol en sí, sino principalmente los productos de una causalidad inversa y distorsión", concluyen los autores.
Para terminar el brindis
Si bien tal estudio no se puede llevar a cabo con poblaciones occidentales, los autores enfatizan que las conclusiones de su trabajo pueden ser trasladadas a toda la humanidad.
Dosis moderadas de alcohol no evitan los ataque cardíacos ni de la HCI, sino que el efecto del mismo sobre el riesgo de éstas patologías fue bajo. Los científicos hacen una reserva de que la cantidad de ataques cardíacos en el estudio fue pequeña, por lo que el riesgo real del alcohol no se puede excluir completamente.
En el estudio, solo el 2% de las mujeres consumían alcohol frente al 33% de los hombres, por lo que las variantes genéticas descritas sólo podían usarse para predecir el consumo de alcohol en los hombres. Entonces, si el alcohol afecta la morbilidad cardiovascular, el papel de estos factores genéticos en hombres y mujeres es diferente.
Anteriormente, los científicos encontraron 566 variantes genéticas que pueden causar dependencia de alcohol y tabaco. Los científicos también vincularon el riesgo de muerte por abuso de alcohol con un bajo nivel socioeconómico.
Sofía Dottori Fontanarrosa
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