El tejido interno de los peces acumula fármacos y productos de cuidado personal

Wikimedia Commons
Investigadores de la Universidad del País Vasco, en España (UPV) hallaron que los peces albergan antidepresivos, antibióticos y restos de cremas solares en su estructura interna. El estudio fue publicado en la revista Environmental Toxicology and Chemistry.
Los expertos del departamento de Química Analítica de esta Universidad evaluaron el contenido de antidepresivos, antibióticos y bloqueadores ultravioleta en el mar y en los peces. Esta es la primera vez que se investiga a profundidad la distribución, acumulación, el proceso metabólico y la eliminación de estos agentes dentro de los entes biológicos.
El análisis
Los científicos analizaron el tejido y los desechos de peces para determinar la transformación de los contaminantes. Además, registraron las alteraciones que se producen a nivel molecular. El estudio se realizó en la Estación Marina de Plentzia (España). Los ejemplares observados fueron los Sparus aurata, conocidos como doradas. Esta especie se caracteriza por poseer un cuerpo ovalado y comprimido, se alimenta de gusanos, crustáceos, moluscos y hasta algas marinas. Además. es un alimento común dentro de la cocina española.
A través de métodos analíticos se expuso la bioacumulación de los contaminantes en el tejido interno de estos seres. Los resultados arrojaron que la amitriptilina (antidepresivo), el ciprofloxacino (antibiótico) y el filtro solar oxibenzona se resguardan en el interior de los peces y provocan daños colaterales.
Las alteraciones en el metabolismo de los lípidos sugieren la aparición de estrés oxidativo tanto en el cerebro como en el hígado. Un efecto adverso común de los xenobióticos (una sustancia química dentro de un organismo que no se produce naturalmente). También se observaron alteraciones en el aminoácido arginina, probablemente relacionadas con el sistema de óxido nítrico asociado al mecanismo de acción de los antidepresivos.
De igual forma se encontraron variaciones en los niveles de asparagina y metionina en el cerebro y pantotenato, ácido úrico y formilisoglutamina en el hígado. Además, los niveles de glutamato en el hígado sugieren una variación del metabolismo de los aminoácidos en ambos tejidos.
Debido a la constante exposición de los peces a estos agentes todavía no se calcula el riesgo individual del problema, que también podría acarrear consecuencias poblacionales. La desconocimiento sobre la degradación de los fármacos y productos de cuidado personal nos lleva a ignorar las consecuencias que podrían traer para distintos ecosistemas. Las conclusiones de esta investigación nos dejan claro el problema de los riesgos ambientales que produce nuestra falta de información.
Yasmin Agustín
Esta noticia ha sido publicada originalmente en N+1, ciencia que suma.
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