Ecuador: arqueólogos encuentran un extraño entierro con niños que llevaban “cascos” hechos de otros cráneos humanos

Sara Juengst / University of North Carolina, Charlotte

Arqueólogos estadounidenses y ecuatorianos han encontrado un inusual entierro infantil en el

oeste de Ecuador. Según un artículo publicado en Latin American Antiquity, los menores llevaban en la cabeza “cascos” hechos de cráneos de otros niños. Los investigadores creen que los representantes de la cultura de Guangala hicieron entierros y los fechan al 100 a. E. C.

La cultura Guangala

La cultura Guangala existió desde aproximadamente 100 a. E. C. hasta 500 a. E. C. en la costa oeste de América del Sur en el área de la península de Santa Elena (actual territorio de Ecuador). Se dedicaban a la pesca, la agricultura y la caza, fabricaban herramientas y figuritas de piedra, joyas de conchas, y artesanías propias.

Los habitantes de Guangala sabían cómo fundir cobre, en particular, fabricaban anzuelos de pesca. Aparentemente, se comunicaron con otras personas e intercambiaron obsidiana (vidrio volcánico para hacer herramientas), cobre y cristal de roca. La gente de Guangala puede haber usado conchas marinas como dinero.

El trabajo arqueológico

Entre los años 2014 y 2016, una expedición conjunta entre Estados Unidos y Ecuador realizó excavaciones en el área de la aldea de Salango. Los científicos encontraron dos pequeños lugares funerarios que fueron enterrados por representantes de la cultura del Guangala alrededor del año 100 a. E. C. En uno de ellos, había cuatro niños enterrados; y en el otro, dos adultos, un adolescente y cuatro niños más.

Los extraños cascos

Dos niños (uno en cada montículo) fueron enterrados en “cascos” de cráneos humanos. Uno de ellos tenía unos 18 meses y el otro tenía entre seis y nueve meses. Los científicos no encontraron rastros de lesiones y signos de muerte violenta en los restos. Se colocó un cráneo humano en la cabeza de un niño mayor, en el que se hizo un agujero, de modo que el difunto parecía mirar a través de él.

Entre dos cráneos, los científicos encontraron una falange desconocida. Según los investigadores, el cráneo del que estaba hecho el casco perteneció a un niño de 4 a 12 años. También se usó un cráneo humano en la cabeza del segundo niño, el bebé, del que se conservaron 22 fragmentos. La osamenta perteneció a un niño de 2 a 12 años.

Los científicos no encontraron rastros de lesiones en los cráneos de los que se hicieron los “cascos”. Sin embargo, creen que fueron tratados inmediatamente después de la muerte de los niños, mientras aun tenían tejido blando. De lo contrario, los huesos pudieron haberse desmoronado y los cráneos no hubieran conservado su forma anatómica. Los investigadores no han visto nada como esto antes.

Posible explicación  

Los científicos no encontraron rastros de una segunda apertura en las tumbas, y esto significa que los entierros realmente se remontan a la existencia de la cultura Guangala. Los autores del artículo creen que quizás los “cascos” de los cráneos deberían proteger las almas de los niños muertos. Esto también lo indican las figuras de piedra de los antepasados, que se colocaron alrededor de las cabezas de los niños.

Según los investigadores, existe evidencia indirecta de que las personas enterradas en túmulos funerarios murieron algún tiempo después de la erupción de un volcán. Y los bebés enterrados con “cascos” podrían ser parte de un ritual complejo que se llevó a cabo para aplacar la furiosa naturaleza. Pero para probar esto, se necesita más investigación.

Previamente

Anteriormente, los científicos encontraron rastros de presencia humana en los bosques tropicales de Ecuador al menos 500 años antes de la aparición de europeos en el continente. La investigación del suelo les ayudó en esto. Al final resultó que, los indios que viven en los bosques tropicales cultivaban maíz y cereales, pero a fines del siglo XVI abandonaron los bosques o fueron asesinados por los europeos.
 

Victor Román
Esta noticia ha sido publicada originalmente en N+1, ciencia que suma.

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